Una piedra de buen tamaño,recién descubierta por las aguas,que estaba encaramada en el ángulo de un soto encantador,rodeada de plantas y flores de distintos colores en un camino pedregoso, miró al montón de piedras reunidas más abajo en el camino y comenzó a querer dejarse caer diciéndose a sí misma: "¿Que hago yo aquí con estas plantas? Yo quiero vivir en compañía de mis hermanas." Y dejándose caer llegó junto a las otras. Pasado algún tiempo, se vio en constante peligro por las ruedas de los carros, las herraduras de los caballos y los pies de los transeúntes. Una rodó sobre ella,otra la aplastó. Alguna vez se vio cubierta de lodo y estiércol, mirando en vano al sitio donde había venido como un lugar solitario y tranquilo.
Así sucede a aquellos que abandonando una vida de solitaria contemplación escogen en vivir en ciudades entre el ruido y las gentes y rodeados de infinitos peligros.